domingo, 19 de septiembre de 2010

8 ¿Dónde pasó Jesús sus ‘años perdidos’?




Querido sobrino:

Me agrada mucho saber que estás preparando un viaje por Europa, en ocasión de tu fin de curso. Cuando yo tenía tu edad, no tuve esas oportunidades, en buena medida porque las vías de comunicación entre países no tenían la tremenda calidad que tienen hoy. A medida que el mundo se globaliza, vosotros los jóvenes tenéis más facilidades para viajar y os hacéis más cosmopolitas. Me temo que la generación de tus padres y abuelos era mucho más provinciana.
Si apenas hace una generación era más difícil viajar, ¡imagina cuán difíciles debieron haber sido los viajes hace dos mil años! Muy probablemente, en aquella época, la mayoría de las personas morían a escasos kilómetros de su lugar de nacimiento. Con todo, mucha gente ha especulado respecto a qué pudo haber hecho Jesús durante el periodo de tiempo sobre el cual los evangelios no dicen nada. En las cartas anteriores te he comentado que los relatos de Mateo y Lucas sobre la infancia de Jesús son probablemente ficticios, de forma tal que no conocemos casi nada sobre los primeros años de la vida de Jesús. Pero, además de eso, los evangelios guardan silencio sobre los años que transcurrieron entre su infancia y el inicio de su vida pública.
Ese silencio respecto a la vida de Jesús ha dado pie a un sinfín de especulaciones sobre los ‘años perdidos’ de Jesús. Quizás hayas escuchado algunas de estas teorías en programas sensacionalistas. Casi todas estas teorías estipulan que Jesús realizó viajes fuera de Galilea, y que durante ese periodo de formación se nutrió de enseñanzas procedentes de diversas tradiciones las cuales, al final, influyeron significativamente sobre su prédica.
Así, por ejemplo, con frecuencia se ha pensado en la posibilidad de que Jesús viajó hasta la India o el Tíbet. Las supuestas concordancias entre el temprano mensaje cristiano y el budismo serían un indicio de que Jesús visitó algún monasterio en el Himalaya, y regresó a Palestina dispuesto a integrar las enseñanzas budistas a su prédica. Esta teoría pretende ser respaldada con los supuestos hallazgos de un tal un viajero ruso del siglo XIX, quien en una visita al monasterio de Hemis en la región de Ladak (India), alegó que en el monasterio había escuchado de los monjes historias sobre a un maestro llamado Issa, quien habría vivido unos años en el monasterio, y quien habría divulgado enseñanzas muy parecidas a las que posteriormente Jesús predicaría en Galilea.
Otra teoría es que Jesús pudo haber viajado a Inglaterra, pues según las posteriores leyendas sobre el santo grial, José de Arimatea (el personaje que, supuestamente enterró a Jesús; te comentaré sobre él en otra carta) viajó a Inglaterra y llevó consigo el cáliz de la última cena. Aún otros postulan que Jesús viajó a Egipto (después de todo, como recordarás, la mayoría de los cristianos creen que Jesús había estado ahí en su infancia), e incluso, pudo haber estado en contacto con el filósofo judío de lengua griega Filón de Alejandría.
Semejantes teorías me parecen muy improbables. Si bien existían rutas comerciales desde Galilea hasta la India, el Tíbet o Egipto, las condiciones de viaje en la antigua Palestina eran muy difíciles. Es asunto disputado hasta qué punto Jesús pretendió trascender su mensaje fuera de las fronteras judías y extender su prédica a los gentiles, pero por razones que te podría explicar en alguna carta futura, me inclino por la hipótesis de que, como la vasta mayoría de los judíos en su época, Jesús mantenía cierto recelo respecto a los extranjeros. En función de esto, resulta improbable que un judío de una zona rural tuviera mucho interés en nutrirse de enseñanzas procedentes de regiones lejanas, ni siquiera de judíos fuera de Palestina.
Me inclino por pensar que las hipótesis sobre la estadía de Jesús en la India, Tíbet, Egipto o Inglaterra son más bien una variante de tantas teorías peregrinas que reflejan el deseo de universalizar el mensaje cristiano y hacer de Jesús un personaje mucho más cosmopolita de lo que realmente era. O si no, las hipótesis sobre la estadía de Jesús en tierras lejanas, lo mismo que los mitos sobre las tribus perdidas de Israel en Perú, Japón, Afganistán, etc., buscan que los habitantes de esas regiones se sientan protagonistas del nacimiento de la religión cristiana, cuestión que constituye una eficaz estrategia proselitista.
Otra teoría sobre los años perdidos de Jesús, la cual no me parece tan descabellada, es aquélla que postula que Jesús vivió entre los esenios. Los esenios eran una comunidad monástica judía que se había recluido en comunidades cerradas a orillas del Mar Muerto. Las creencias de los esenios eran fundamentalmente apocalípticas: creían que Dios irrumpiría sobre el mundo en cualquier momento, en medio de cataclismos, para poner fin a la corrupción de la humanidad y someter a castigo a los pecadores, e inaugurar una nueva era de dicha y felicidad. Asimismo, los esenios tenían una preocupación muy estricta por el cumplimiento de las reglas del culto y de pureza propias del judaísmo, al punto de que se habían retirado a comunidades monásticas porque consideraban que los sacerdotes del Templo en Jerusalén habían corrompido la religión; y, en virtud de su vida monástica, los esenios cumplían rigurosamente prácticas ascéticas.
Probablemente existieron algunas semejanzas entre las creencias de los esenios y las enseñanzas de Jesús; ambos predicaban un mensaje apocalíptico. Pero, creo que estas semejanzas son más bien atribuibles a su mutua adscripción al judaísmo; además, allí donde los esenios eran ascetas y practicaban rigurosos ayunos, Jesús no parecía tener mayor freno en comer y pasarla bien; de hecho, parece que alguna vez lo llamaron borracho y glotón (Lucas 7: 34).
Me parece, entonces, que lo más razonable es que Jesús haya transcurrido sus ‘años perdidos’ en el mismo lugar que lo vio nacer, y del cual se reconocía que procedía: Nazaret. Jesús dista de ser un maestro cosmopolita; la mayoría de sus discursos son propios de un contexto rural, y de una persona que no ha tenido la oportunidad de viajar mucho y conocer ciudades. Jesús da la apariencia de ser un hombre que, si bien tiene ciertos talentos extraordinarios, es a fin de cuentas un galileo, un hombre que emplea metáforas rurales, cuyo mensaje no es muy filosóficamente sofisticado; en fin, el Jesús histórico da muchas señales de ser un hombre típicamente provinciano, sin haber tenido demasiado contacto con el mundo ajeno a Palestina.
Por alguna extraña razón, sobrino, la imaginación en el mundo cristiano ha hecho que muchos de sus santos sean peregrinos de enormes distancias: Tomás en la India, Santiago en España, etc. Probablemente el disparate más reciente es que Jesús se casó con María Magdalena y emigraron a Francia; ya sabrás que ésa es la versión de El Código Da Vinci. Estas historias no pasan de ser timos.
Espero que tengas un feliz viaje por Europa, se despide con mucho cariño, tu tío Gabriel.

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